Conocí a Irene hace años gracias a mi amiga Guada. Hicimos un par de sesiones y desde hace un tiempo colaboro con ella ocasionalmente como fotógrafo en su empresa.
Irene y David me dijeron que querían un reportaje natural, sin posados. Fotos robadas, espontáneas.
Empezamos el reportaje en el Hotel Madfor, frente al Centro Comercial de Príncipe Pío. Teníamos muy buena luz y mucho tiempo. No hay mejor forma de empezar. El clima estaba tonto. Se nublaba, caían cuatro gotas, se despejaba... Pero preocuparse por eso no arreglaba nada.
De ahí nos fuimos a la Finca La Chopera, cerca de Villaviciosa de Odón, un restaurante en el que creo que aún no había trabajado. Muy bonito, muy amplio, muy cuidado, y decorado con muchos detalles.
Allí esperaba David, nervioso, sonriente, recibiendo a su gente. Las sillas de madera esperaban a los invitados frente a la capilla. En el suelo, pétalos de rosas blancas y los músicos hacían pruebas de sonido mientras las camareras servían limonadas.
Entonces, justo cuando iba a llegar la novia, se puso a llover. Una pena, porque todo estaba preparado y realmente bonito. El restaurante rápidamente puso en marcha el plan "B" trasladando todo a un lugar cubierto.
La ceremonia fue entrañable, bonita, emocionante.
Se nos hizo de noche y no pudimos hacer demasiadas fotos en los jardines. La cena fue tranquila. También hubo momentos de emoción, y de risas, sobre todo con el vídeo que se proyectó tras la cena, que fue muy original y divertido.
Estoy muy orgulloso de este reportaje, muy contento con el resultado. Irene y David son una pareja estupenda y les deseo toda una vida de felicidad juntos.
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